ARQUITECTURA DE UN PRONOMBRE
Bajo esta esperada luz de septiembre
de un domingo emocionado y tembloroso,
dejadme que os hable del “nosotros”,
de ese territorio íntimo donde dos
amantes,
bajo el sol de cualquier amanecer,
el destello de alguna estrella,
o el reflejo de cualquier luna,
se desnudan sin calma.
Y así, despojados de lo inútil,
sin rótulos, ni nombres,
sin señas, ni retratos,
ligeros de equipaje
se miran a los ojos
lejos ya del ruido del mundo:
caricias que despiertan la piel,
palabras que acarician el alma,
perfumes instalándose en la mente,
silencios que esconden mensajes;
soles, estrellas y lunas,
cuerpo, mano, ojo, cabello,
labio, beso, boca, canción,
instante, memoria, recuerdo...
tú y él, ella y tú, vosotros,
el nosotros,
el pronombre desde el que tejer
un buen puñado de sueños
resistentes a la vida y al tiempo.
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