sábado, 13 de marzo de 2010

LOS ENORMES ZAPATOS DE LAURA


A través de un pequeño agujero logro asomarme a un instante de mi infancia y me veo, junto al resto de mis compañeras de clase, alrededor de la mesa de una joven profesora,charlando distendidamente(creo que estamos en 6º de EGB). En medio de tanta cordialidad confundo la confianza con la mala educación y abro el bolso de la profesora con el simple objetivo de curiosear. Entre los variados objetos del interior me veo sorprendida por la amable sonrisa de la maestra transformada en una sarta de reproches que tardaría años en comprender. Hoy no consigo sacudir de aquel recuerdo la vergüenza, aunque solo es vergüenza y me pregunto tras la lectura del libro ¿cómo se sacude de los recuerdos infantiles el dolor?

En La casa de los conejos, Laura Alcoba nos convierte su experiencia vital en la Argentina de los años 70,desde sus ojos de niña,en un relato emocionante y conmovedor.Las circunstancias obligan a Laura a calzar unos zapatos enormes para sus diminutos pies,lo que le hará tropezar en más de una ocasión, a pesar del cuidado puesto de cada uno de sus pasos:

"Yo ya soy grande, tengo siete años pero todo el mundo dice que hablo y razono como una persona mayor.Les hace reír que sepa el nombre de Firmenich, el jefe de los Montoneros,e incluso la letra de la marcha de la Juventud Peronista, de memoria. A mí ya me explicaron todo. Yo he comprendido y voy a obedecer. No voy a decir nada. Ni aunque vengan también a mi casa y me hagan daño. Ni aunque me retuerzan el brazo o me quemen con la plancha. Ni aunque me claven clavitos en las rodillas. Yo, yo he comprendido hasta qué punto callar es importante".

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